25/2/09

Un llamado a la curiosidad

"El mundo en que penetramos al nacer es brutal y cruel y, al mismo tiempo, de una belleza divina"

C. G. Jung


Tengo la suerte de vivir cerca de una zona con muchos espacios verdes y de vez en cuando me sorprendo viendo a gente haciendo las más variadas actividades al aire libre, como danzas medievales, pintura o música. La verdad me parece bárbaro lo que hacen porque así recuperamos el sentido de interacción social, las conversaciones casuales del momento y podemos ampliar nuestro círculo de relación, además conocer nuevas actividades, pasatiempos e incluso ideas del otro.

Después de dar varias vueltas por estos espacios públicos e irme topando con gente y actividades nuevas, empecé a hacer lo mismo que ellos: en vez de hacer lo que me gusta encerrado en el departamento, salí a hacerlo rodeado de árboles y verde. En principio, la idea suena bastante superficial, en especial cuando se nos repite (en la televisión, los pares, la familia) que “cuidado cuando salís” o “no hables con extraños” (consejos dichos de buena fe, pero en el fondo negativos) como si nos fuésemos a caminar a un campo minado ¿Cuántas veces escuchamos mensajes parecidos? Nadie va a negar la inseguridad que hay en las calles hoy, pero eso no puede jodernos las ganas de salir a los lugares que son de todos y a relacionarse con el otro; sino ya parece que cuanta persona te cruzas en la calle es tu potencial Jack el Destripador...

La próxima que tenga un tiempo libre, agarren una mochila, lleven lo que quieran y ¡rompan la rutina! Váyanse a dar vueltas por ahí sin rumbo, exploren, piérdanse, descubran nuevos lugares, hablen con gente copada, descansen la mente, disfruten lo que el camino les presenta, y miren todo lo que el mundo ofrece y siempre pasamos por alto.

Aunque la evidente rigidez de lo moderno lo niegue, siempre hay una aventura a la vuelta de esquina. El problema es cuando nosotros somos tan rígidos y estructurados que no la vemos.

2/2/09

La educación como yo no la entiendo


De una defensa de tesis doctoral - ¿Cuál es la tarea de toda institución educativa superior? –Hacer del hombre una máquina. -¿Mediante qué medios? –Debe aprender a aburrirse. -¿Cómo se logra esto? –Mediante el concepto de deber.”

Crepúsculo de los ídolos, Friedrich Nietzsche


Si hay un tema que se me viene a la mente de vez en cuando, es la dirección que la educación actual tiene y la manera en qué afecta a la personas. Digo afecta porque realmente no pienso que tenga una influencia muy beneficiosa para la persona. Claro que el sistema educativo enseña a las personas herramientas útiles para que pueda desarrollar su vida, pero también introduce indirectamente en la mente de los estudiantes varias creencias y patrones de comportamiento mediocres.


Por ejemplo, la más nociva a mi parecer: aprender es aburrido. Cuando uno comienza (conciente o inconscientemente) a darle valor esta simple frase, su vida literalmente se estanca. Pero, ¿quién podría culparlos? En serio, ¿quién se divierte en el colegio? Forzados a estudiar largas horas frente un profesor que, salvando las excepciones, no sabe llevar la clase y transmitir con pasión y entusiasmo lo que enseña. Y si el profesor no se emociona con lo que dice, los estudiantes menos. Así, mientras pasa el tiempo (primaria + secundaria = ¡tiempo de sobra!), este pensamiento se empieza a meter en la cabeza. Triste. Creo que hay pocas cosas más satisfactorias que encontrar nuevos intereses y experimentar con ellos nuevas maneras de pensar y sentir. Imaginen todos los géneros musicales de los que ni siquiera oímos, los libros que no conocemos, el arte, el baile, los idiomas, las culturas, los lugares... es increíble todo lo que hay por conocer si uno se molesta un poco y se mueve de su silla. En la vida todo es un proceso y cambio, y nosotros no somos la excepción. Mantener una saludable curiosidad es definitivamente un buen signo ¿Aprender es aburrido? Como a veces digo: me gusta aprender, no estudiar.


Otra arma de destrucción masiva que usan las instituciones escolares es hacernos repetir. A veces pienso que ni siquiera vamos a aburrirnos aprendiendo porque, como ya dije, aprender es, en el fondo un proceso saludable para cualquier ser humano. Esta acción repudiable es lisa y llanamente repetición ¿Quieren que use mis poderes mentales y les diga como fueron el 90% de sus exámenes y tareas a ustedes, personas que ni siquiera conozco? Literalmente tragaron lo que les dijo el profesor y se lo vomitaron en tinta y lápiz. Cuánto más hayan vomitado, mayor la nota ¿Me equivoco? Pero mientras nos alegramos de nuestras habilidades vomitivas, echamos a perder una capacidad de creación. Es irónico que en el colegio veamos a figuras históricas (se me vienen personas como Sócrates, Confucio o Colón a la cabeza) que son relevantes justamente porque se atrevieron a pensar más allá de la media de su época mientras que el alumno de notas altas es aquel que regurgita mejor, una especie de pelícano abanderado. La capacidad de crear y moldear es una de las más difíciles de cultivar y la vez una de las más satisfactorias, nos puede llevar realmente a lugares que nunca imaginamos. Por supuesto que es valioso que nos enseñen contenidos, pero esos contenidos deberían ser para ser discutidos, realmente entendidos (y no sólo memorizados) o aplicados a lo que el alumno considere que es relevante. En definitiva, para enseñarle a pensar y a vivir.

De esta manera también evitaríamos aburrirnos, que sucede porque no nos interesa memorizar y copiar las palabras de otro una y otra vez. Por mi experiencia, les puedo decir que ni siquiera las personas que sacan notas altas se entretienen estudiando lo que no les interesa.


Con todo esto, creo que sería hora de ponernos a pensar para qué nos queremos educar ¿Para memorizar? ¿Aburrirnos? ¿Ser útiles a terceros en busca de ciertos tipos de personas para puestos de trabajo? Claro, volveríamos con dinero de sobra para comprarnos más cosas para tratar de distraernos de nosotros mismos, pero justamente lo único y lo más valioso que realmente tenemos es a nosotros. Por eso, en lo personal, tengo otras sugerencias: ser mejores personas, cumplir nuestras metas o descubrirnos y en el proceso descubrir al otro.

Exploren, hay mundos de sobra.